jueves, 23 de septiembre de 2010

Cursos de Historia de la Moda

Joyas que marcaron historia

Objetivos: Desentrañar los numerosos significados que se esconden tras una joya compuesta por determinadas piedras preciosas y con un diseño específico. Entender la relación y el simbolismo que unió a poderosas mujeres del siglo XX con sus alhajas, para aplicarlos en diseños contemporáneos.
Contenidos: El poder y el significado de la ornamentación. Grandes colecciones, grandes marcas, magníficos diseños para magníficas damas.  El significado de la joyería en la imagen de los personajes públicos Análisis de piezas famosas y altas casas de joyería: Cartier, Tiffany, Bulgari.
Duración: 1 mes (1 vez por semana 2 hs)
Docente: Andrea Castro



Breve Historia de la Lencería

Objetivos: Aprender a reconocer y manejar el lenguaje estético de épocas pasadas para poder incorporarlo a diseños contemporáneos. Profundizar en detalles históricos que permitirán realizar acertadas reconstrucciones y puestas de época.
Contenidos: Nacimiento y evolución de las tipologías interiores desde el Imperio Romano hasta nuestros días. Contexto histórico y social. Análisis de tipologías, paletas de color, textiles y elementos particulares por época histórica. Corsets y armazones de falda: de la tiranía a la sensualidad. El gran desarrollo de la lencería durante el siglo XX: del pudor a la funcionalidad. Análisis por década, principales marcas y diseñadores.
Duración: 2 meses (1 vez por semana 2 hs)
Docente: Andrea Castro

Informes: andreacastro20@gmail.com


La mirada de Picasso en la UNTREF

Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso fue un malagueño que tuvo unos ojos de fuego y una genialidad tal que lo convirtió en el más grande artista del siglo XX. Los ojos de Pablo Picasso tenían una mirada penetrante y reflexiva que se apoderaba de todo objeto o sujeto que pudiera satisfacer su voracidad creativa, cuando Picasso miraba, en realidad deseaba. Justamente es, “La mirada del deseo”,  una de las muestras más importantes del año,  que se alberga en la sede Caseros de la Universidad de Tres de Febrero hasta el próximo 30 de octubre. Gracias al Museo de la mencionada universidad (MUNTREF) y a la Fundación Pablo Ruiz Picasso-Casa Natal Málaga nos llega esta exhibición que, a partir de una selección de más de 60 obras sobre papel, nos propone un recorrido por diferentes momentos creativos y cronológicos de la producción del artista; algo que no se veía en la Argentina desde el año 1934.




“La mirada del deseo está organizada en ocho capítulos diferentes, a través de los cuales aparecen representados distintos estilos y lenguajes usuales en Picasso como el cubismo, el clasicismo y el surrealismo, junto a otros con expresiones de un cierto manierismo tardío. El hilo conductor es la representación del cuerpo humano y sus posibilidades estéticas, la mayoría de las veces, como no podía ser de otra forma en Picasso, los cuerpos femeninos son los protagonistas”, nos cuenta Lourdes Moreno Molina, curadora de la muestra y Directora de la Fundación Pablo Ruiz Picasso-Casa Natal. Del arte clásico al cubismo más salvaje, de la maestría académica en el dibujo a una visión primitiva y personal, de las técnicas más sencillas de grabado a las más estrafalarias podemos observar, a lo largo de las obras, el día a día del trabajo del artista.
El primer capítulo, “el cuerpo reconstruido” nos muestra el esplendor geométrico del cubismo y su maravillosa simplicidad absoluta;  en “los cuerpos creados”  aparece el cuadro dentro del cuadro para reflexionar  e intentar desentrañar el momento creativo en sí mismo; “los cuerpos observados” nos trae imágenes grotescas en las cuales la intimidad se transforma en espectáculo (se destaca su particular interpretación de El almuerzo sobre la hierba de Manet) y “la gloria del Mediterráneo” confirma que Picasso no olvida la herencia greco-romana que corre por sus venas, los bellos desnudos de cánones y proporciones equilibradas prueban con elocuencia que solo pudo romper escandalosamente con el arte académico porque lo dominaba a la perfección. 




La pasión que Pablo sentía por las mujeres se refleja claramente en los siguientes cuatro capítulos: en “el eterno femenino” se intenta explicar la presencia absoluta y dominante de este tema en su obra, y en “el deseo”,  el desnudo femenino se enmarca en una temática mucho más profunda aún que nos habla de la atracción entre los cuerpos, su unión y el éxtasis derivado de la misma. “La quietud secreta” hace foco en otro ámbito intimista y femenino, el harén, al cual tenemos acceso de la mano de la maestría del genio: la extensa serie Dos mujeres desnudas, en la que retrata enfrentadas a su ex  mujer Dora Maar y a su nueva esposa Françoise Gilot nos permite ver como Picasso experimenta con las formas, recorriendo el camino desde la figuración al cubismo en ambos cuerpos, mientras mantiene inalterable el  espacio cerrado entre biombos y cortinas que los contiene. Por último “los amores verdaderos” nos maravilla con los retratos de las mujeres a las que el maestro amó con intensidad, y a las cuales inmortalizó como a casi todos los aspectos de su vida: “la obra que se hace es como el diario de uno mismo”, Pablo Piscasso.




Texto: Andrea Castro. 
Fotos: ©Succession Picasso 2010
Cortesía Prensa Untref


Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero
Valentín Gómez 4828, Caseros frente a la estación
De martes a domingos de 11 a 20 horas. Visitas participativas: sábados 15:30 y 17 hs. Hasta el 30 de octubre. Entrada libre y gratuita

lunes, 13 de septiembre de 2010

Un concierto distinto


Mientras caía la tarde sobre la ciudad de Buenos Aires, la gente se comenzó a reunir en la esquina del Cabildo para disfrutar de un espectáculo inusual, cargado de simbolismos y muy movilizador. Por tercera vez el instrumentista y compositor Llorenc Barber coordinó a varios músicos voluntarios, instrumentistas y artistas invitados para realizar un imponente concierto de campanas en el casco histórico de nuestra ciudad.
La “orquesta” estuvo formada por 34 músicos campaneros, 7 directores de campanario, un director de fuegos, uno de sirena, diez percusionistas y 7 campaneros asistentes, que se distribuyeron en las 60 campanas que sonaron en los 15 campanarios de las once sedes elegidas. Junto a ciudades milenarias como Roma, Londres o Berlín, Buenos Aires es elegida por Barber, debido a esas joyas arquitectónicas que muchas veces nosotros mismos olvidamos poseer. Ayer se lucieron, entre muchas más, las antiguas campanas de San Ignacio de Loyola, los cinco bronces españoles del convento de San Francisco, los claros agudos del pequeño Carrillón de la Casa de la Cultura, la potente y antiquísima campana del Cabildo y sus homónimas francesas, que desde el año 1806 reposan en el Convento de San Juan Bautista. También participaron el Reloj de la Legislatura y el Carrillón más grande de América Latina, ubicado en la terraza de la ya mencionada Legislatura porteña, con sus 30 campanas alemanas que se ejecutan desde un teclado, y la sirena de la Casa de la Cultura, magníficamente manejada por el gran Gillespi.




115.000 personas se acercaron en perfecto orden para disfrutar de este regalo, algunos caminaron sin cesar, (es liberador poder desplazarse por los espacios que en general están dominados por la locura del tránsito porteño), otros miraron las pantallas que mostraron de cerca la ardua tarea de los músicos, y la mayoría se mantuvo expectante, escuchando el diálogo maravilloso de  metales que tienen más de cien años, con la vista clavada en lo alto de los campanarios. El apoteótico final llegó con todas las campanas sonando a pleno, junto a la sirena y a una lluvia de fuegos artificiales, que nos inundó el alma. La gente vivó y aplaudió agradecida y los músicos se abrazaron felices en las altas torres. Mientras caminaba por Avenida de Mayo, con el pecho todavía retumbando por la bacanal de sonidos y explosiones, una apareja de jóvenes turistas me preguntó muy amablemente que estaba pasando,  en dos o tres palabras les expliqué lo que había sido el evento pero, al retomar mi camino, no pude más que sincerarme conmigo misma y descubrir que era lo que realmente me había sucedido durante esa hora de mi vida. Miles de pensamientos y sensaciones afloraron a mi conciencia en ese momento: orgullo por haber nacido en esta ciudad maravillosa, tranquilidad, porque a pesar de todo lo terrible que hemos vivido como país, nunca esa sirena tuvo que sonar anunciando un bombardeo extranjero, felicidad por haber compartido junto a miles de extraños ese momento y liberación al exorcizar, al menos por un rato, todo lo que cotidianamente nos arrastra a la mediocridad, obligándonos a enterrar nuestras ilusiones.  



Texto: Andrea Castro. 
Imágenes: Gentileza Clarín y La Nación

lunes, 6 de septiembre de 2010

Imán Nueva York

El final de la Segunda Guerra Mundial partió en dos al siglo XX y produjo numerosas consecuencias sociales, políticas, económicas y culturales.  Una de  estas últimas fue el desplazamiento del epicentro del cambio y la experimentación artística de París y Nueva York. Durante los años 60 Estados Unidos se transformó en la usina creativa del mundo, opacando a una Europa que intentaba recuperarse de las profundas heridas que habían dejado en ella la guerra y el Holocausto. Paralelamente el Instituto Di Tella y los jóvenes vanguardistas revolucionaban la escena nacional, generando momentos de ebullición creativa pocas veces vistos por estas pampas. Gracias a los concursos y muestras programadas por el Di Tella llegaron a Buenos Aires muchos artistas y curadores, para oficiar como jurados, sumarse a los happenings y performances, dar charlas y conferencias. El intercambio fue recíproco y muchos artistas argentinos viajaron a Nueva York para mostrar sus obras y proyectos gestados en el país y para empaparse de lo que fue el imaginario visual de una época. Una de las frases de cabecera de Luis Felipe Noé describe muy bien el momento histórico: “cuando viajé con Jorge de la Vega a Francia me di cuenta de que nosotros acá hablábamos de París y en París hablaban de Nueva York”.

Marta Minujín

 Nicolás García Uriburu y Andy Warhol

La excelente muestra, que se exhibe en la Fundación Proa, es histórica ya que reúne obras, proyectos, documentos, libros y fotografías que rescatan no solo la labor de nuestros plásticos, sino que también ponen el acento en el rol de instituciones y personajes como Jorge Romero Brest que trabajaron desmedidamente para ayudar a generar y difundir el arte contemporáneo vernáculo. En la inauguración, varios de los artistas expuestos recordaron agradablemente aquellos años, comentaron anécdotas y expresaron su alegría y agradecimiento por el rescate de obras que hasta ellos mismos tenían archivadas ya en su memoria. Junto a los figurines de los trajes para la obra Drácula de 1966, Delia Cancela comentaba: “los redescubrí ahora, para la muestra, los tenía guardados en sobres. Cuando yo viajé a Nueva York la Institución era Vogue. Mi trabajo comenzó en los 60 y continúa hasta hoy, porque toda mi obra tiene relación; mi trabajo en el arte y en la moda tienen el mismo nivel”. A pesar del viento helado que sopló ese mediodía a la vera del Riachuelo,  el restaurante y todas las salas de Proa, estuvieron colmadas de público y artistas: Marta Minujín no paraba de saludar gente, Juan Stoppani y Yuyó Noé se reencontraban después de varios años y un orgulloso Rodrigo Alonso (curador de la muestra) era felicitado y requerido por Nicolás García Uriburu, Carlos Espartaco y  Leandro Katz, entre otros.

Minujín en la inauguración

Eduardo Costa, Delia Cancela, Juan Stopani en el bar de Proa

Los espaciosos ambientes de Proa resultaron ideales para albergar algunas de las obras de gran tamaño que conforman la muestra, como la enorme cruz que alberga a un Cristo pintado cuyo rostro está enmarcado por la pantalla de un televisor (Nuestro Señor de cada día 1964, Yuyo Noé) o las tenues sombras pintadas con látex (parecen proyectadas) sobre una pared blanca de Liliana Porter. Da escalofríos pensar en la visión de futuro que tuvieron nuestros creadores en aquellos años donde todo se estaba por hacer, como alguien nos pudo anunciar, cuarenta años antes, que la tele llegaría a ser tan importante y reverenciada como Dios en nuestras vidas o que nos transformaríamos en sombras sin identidad presas de la la violencia de Estado, la globalización y la rutina. La exhibición propone también disfrutar de joyas de mucho menor tamaño como la desopilante carta que  el genial Federico Peralta Ramos le escribiera a Mr. James Mathias, director de la  Jhon Simon Guggenheim Foundation, para informarle en que había invertido el dinero de la Beca Guggenheim que le había sido otorgada. En la esquela escrita a máquina Federico le comenta que, siguiendo la convicción de que la vida es una obra de arte, en vez de pintar una comida, dió una cena para 25 personas en el Hotel Alvear y, siguiendo con la misma filosofía también se fue a bailar, se mandó a confeccionar tres trajes, pagó una deuda y, luego de poner el resto del dinero a interés, con lo que cobró invirtió en obras de arte, adquiriendo un cuadro de Josefina Robirosa para su padre, uno de Ernesto Deira para su madre y, finalmente, uno de Jorge de la Vega para el mismo.


Kasuya Sakai

 Luis Felipe Noé

Carlos Silva
Hasta el 30 de septiembre están todos invitados a sumergirse en este maravilloso recorrido que va desde la abstracción lírica, pasa por el arte geométrico puro y desembarca en el arte conceptual, sin dejar de lado al happening.

Texto: Andrea Castro. 
Las fotografías son cortesía del área de prensa de la Fundación Proa   

Fundación Proa: Av. Pedro de Mendoza 1929
Martes a Domingo 11 a 19 hs. Entrada General: $10
Sábados de agosto 17 hs: visitas guiadas por artistas
www.proa.org