lunes, 4 de marzo de 2019

Fotorreportaje: solo por una noche

Anoche, como regalo de carnaval y antes de la lluvia, floreció una vez más en mí terraza la llamada flor de luna, enamorada de la noche o dama de noche, regalándome su delicadeza, su pureza y su inmensa belleza. El nombre científico de esta planta es Epiphyllum oxypetalum. Es una especie común que se ha extendido por todo el mundo, pero es realmente endémica de Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Venezuela. Sus flores son grandes de hasta 25 cm de diámetro, de color blanco (hay una variedad en tonos fucsia que florece de día), muy perfumadas con un aroma ligeramente parecido al limón, y con numerosos pétalos. Se abren después de la caída del sol y al amanecer ya están marchitas, son un regalo misterioso, efímero y fugaz que vive mientras los mortales estamos entre los brazos de Morfeo. Hay que estar muy atentos los días previos porque se van hinchando y parecen a punto de explotar, pero todavía permanecen cerradas una noche más. Parece como si quisieran esconderse de nuestras miradas furtivas, quizás hayan sido creadas sólo para el disfrute de criaturas tan bellas, nocturnas y efímeras como ellas.




















Fotos: Andrea Castro.