lunes, 7 de junio de 2010

El diamante Tiffany

En 1887 en las minas de diamantes sudafricanas de Kimberly se descubrió uno de los diamantes amarillos de mayor tamaño y calidad que existen en el mundo. La piedra en bruto, con un peso de 287 quilates, fue adquirida por Tiffany al año siguiente y enviada a París para su tallado, del que se hizo cargo, el gemólogo de la empresa Dr. George Kunz. Ingeniosamente el “Diamante  Tiffany” fue cortado y tallado para maximizar su brillantez y no su tamaño, por lo que se transformó en un brillante en forma de cojín de 128 quilates con 80 facetas (22 más que el corte tradicional que se realiza con 58 facetas) que resplandece con un fulgor propio como si estuviese iluminado por una llama desde su interior. Solo dos mujeres han colocado alrededor de su cuello esta fabulosa joya: Mary Whitehouse lo lució montado en un suntuoso collar en la edición del año 1957 del Baile Tiffany en Newport y Audrey Hepburn usó otro collar, diseñado por Jean Schlumberger, de listones de diamantes blancos que rodeaban al diamante, para una sesión de fotos publicitarias de la película Desayuno en Tiffany del año 1961. Schlumberger ha diseñado todo un “guardarropa” de piezas de joyería para montar esta fabulosa gema, sin embargo ella permanece, hasta el día de hoy, en su histórica creación Bird on a rock que se encuentra en permanente exhibición en el piso principal de la tienda insignia de la marca en la 5ª Avenida de la ciudad de Nueva York. En una sola oportunidad, la piedra fue expuesta en las vidrieras de la joyería: durante una temporada navideña el diseñador Gene Moore colocó el diamante en las manos de un ángel dorado que se encontraba suspendido en el aire, los transeúntes se maravillaban al darse cuenta de que la joya podía verse refulgir con claridad desde la vereda de enfrente.

Bird on a rock

El Diamante Tiffany fue el precursor de una tradición que se mantiene hasta nuestros días en esta casa de alta joyería: la de tallar los diamantes para maximizar su brillo. Esta característica se potenció aún más a partir del año 1886, cuando se introdujo la denominada montura Tiffany®, gracias a la cual la gema se eleva por encima de la mano y se sostiene en su sitio con la ayuda de seis uñas de platino; esto permite un regreso más completo de la luz desde la piedra. Este tipo de montura es muy utilizada en los anillos de compromiso, otra tradición impuesta por la marca hace más de un siglo. Charles Tiffany, que era un romántico incurable, creó los anillos de compromiso transformando al primero de ellos, el Tiffany Setting, en otro de los tantos íconos de la marca. Un anillo de compromiso Tiffany siempre será presentado en su famosa caja azul (Tiffany Blue Box®) y llevará consigo perfección, elegancia y sentimientos porque cada anillo encierra en sí mismo una personalidad, un espíritu y una historia.

2 comentarios:

  1. Me encanta que cada anillo encierre en sí mismo una personalidad, un espíritu y una historia.- Además de la profunda admiración que me provocan los artistas-artesanos que crean objetos bellos con tanto amor.

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