La versión verano del Bien Común
se sitúa en una playa de la Costa Mediterránea. Las musas que la inspiraron
fueron la diseñadora Valentina Nochleva
Sanina, célebre por sus creaciones para Katherine Hepburn y Gloria Swanson y las
imágenes de moda consagradas a bañistas posando cual esfinges, creadas por
Louise Dahl Wolfe bajo la dirección de Diana Vreeland.
A modo de homenaje a los veinte
años transcurridos desde sus comienzos con el concurso Tela & Talento (en
el cual Ramírez resultó finalista por su colección de jumpers de jean derivados
de uniformes escolares), el denim se erige en hilo conductor de un apartado de
esta colección estival tan democrática como elegante. Ya en faldas rectas con cintura
alta, en camisas que emulan su insólita variación sobre el tailleur como
uniforme de los jóvenes, en el jean bombilla a la usanza de los pantalones del
dandy Mansilla, o en su contracara, la pata de elefante, todas las prendas
fueron desarrolladas como consecuencia de una alianza con el grupo Santana
Textiles con tejidos de la línea Loco Serious denim.
El apartado de los clásicos en
negro adopta nevos modismos – little black dresses, que citan morfologías de
tiras de bañadores, para culminar con vestidos de noche esculpidos en muselina.
Los beach-gowns en broderie blanco, los chemisiers en blue denim y los
batoncitos negros, irrumpen en representaciones surrealistas de las playas de
Italia y de Grecia, que ilustran la campaña fotográfica por Val & Musso.
El manual de estilo de las
exóticas veraneantes dictamina el uso de sombreros de paja y pañuelos a modo de
tocados, así como también, el rescate de los espadrillés con taco ceñidos
mediante cintas que aluden a trajes regionales.
Texto e imágenes: Gentileza Pablo Ramírez y Revista 90 +10
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