Luego del Bicentenario y en un año en el que muchas de nuestras eternas divisiones y heridas más profundas están a flor de piel, la Fundación Proa reúne, en la muestra Patria Petrona, las obras de dos creadores que han sabido, casi como ningún otro, transformar en hecho artístico a nuestro más profundo ser nacional. Al igual que lo hicieran el año pasado en la maravillosa puesta de la obra Tatuaje, una vez más Alfredo Arias y Pablo Ramírez, junto al también invalorable aporte de Juan Stoppani, nos sumergen en nuestros más recónditos recuerdos, trayendo al presente aquellas vivencias y aprendizajes que mamamos desde nuestra más tierna infancia a través de los relatos de nuestros padres y abuelos. Patria Petrona llega en el momento justo, para hacernos acordar y reflexionar sobre nuestra verdadera esencia, en un tiempo en el que a quienes nos gobiernan se les da por reinventar la historia argentina todos los días y en su propio beneficio.
Un homenaje a la memoria, entre la evocación autobiográfica y la narración colectiva: un proyecto interdisciplinario ideado por el director, actor y dramaturgo Alfredo Arias –figura fundamental del teatro internacional de los últimos 40 años– en colaboración con el diseñador Pablo Ramírez y el artista Juan Stoppani, con el apoyo de Tenaris. Vehículo de ilusiones y síntesis de fantasías infantiles, la imagen de “la torta” en la producción de la cocinera Doña Petrona C. de Gandulfo –personaje clave de la cultura popular argentina desde la década del 40 hasta los años 80– reactiva la fuerza interna de los recuerdos. Una vez más, el sistema creativo del director dispara una singular revisión del pasado, revisitado con herramientas propias de la contemporaneidad. Arias toma como referencia las láminas ilustradas del antológico libro de Doña Petrona (reeditado en más de 100 ocasiones) y presenta escenas que repasan momentos cruciales de la vida (nacimiento, aniversarios, casamiento, el festejo patrio, el ocio). Las escenas, compuestas por “tortas” y trajes, reproducen la situación para la que cada “torta” y cada traje fue concebido, al tiempo que restituye su función básica: la reunión social y la celebración.
Las versiones tridimensionales de las “tortas” de Petrona son posibles, en palabras de Arias, por la “adecuación perfecta de la cerámica con la cocina. La idea de hacerlas en cerámica es que no se las pueda comer pero que todos las puedan ver. Ésta es la única manera de comprobar su existencia” apunta el director.
Bautismo 2011 |
Patria 2011 |
Pablo Ramírez creó los trajes. Sobre su trabajo, con certeza, afirma: “En cada festejo hay un rito y en cada rito hay un traje. Nadie come una torta sin un traje”.
Las tres pinturas de Juan Stoppani amplían el universo representado y exponen la “torta” bodas de oro, abundante en detalles dorados e indicadores conmemorativos, el arrollado Caruso y la torta conejo. A diferencia de las reproducidas en cerámica, estas “tortas” remiten más directamente a las curiosas ilustraciones de Petrona.
Imágenes que cifran los orígenes artísticos de Arias y entre las que asoman fragmentos de un período histórico clave: las décadas del 40 y el 50 en la Argentina, atravesadas por la irrupción de la cocina a gas, las revistas de temática femenina, la aparición de la televisión y la fijación de patrones para la mujer, el ama de casa, la madre y la esposa. Imperativos de buena conducta, consejos para el bienestar familiar, deberes y obligaciones femeninas.
Texto y Fotos: Andrea Castro.
Alfredo Arias |
Hasta el 28 de agosto.
Fundación Proa: Avenida Pedro de Mendoza 1929
De martes a domingos de 11 a 19 hs.
Entrada general: $20
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