miércoles, 27 de abril de 2011

Actas de diseño 8: Facultad de Diseño y Comunicación de la Universidad de Palermo





Para ver el artículo Buenos Aires: una ciudad que marcaba tendencia en el siglo XIX escrito por la docente de Historia de la Moda Andrea Castro:
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Buenos Aires: una ciudad que marcaba tendencia en el siglo XIX

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martes, 26 de abril de 2011

Las apariencias engañan

La obra de Daniela Campo, Mujeres de jabón, comienza con un rápido y demoledor pantallazo de la decadente y rutinaria vida de tres parejas y una mujer soltera, que viven en el mismo edificio de un entorno que se intuye urbano y posmoderno. Transformados en vouyers, los espectadores recorrerán los pisos para descubrir las historias que se esconden en los diminutos departamentos. En el tercer piso, Violeta será la primera en mostrarles la depresión que le genera su incondicional sometimiento a un hombre cuyo nombre y acciones lo emparentan con el amarillo Homero Simpson. En el sexto, Pitu se dejará ver contradictoria, un tanto histérica y dueña de una anorgasmia a prueba de balas, a pesar de las arremetidas de Mariano. Al pasar por el quinto, la autoestima femenina será recuperada para la platea por Carla, una joven soltera, pícara y despreocupada que está a punto de pasar una de las mejores noches de su vida, gracias a un atractivo morocho que conoció en un boliche. El viaje los llevará después al octavo piso, donde observarán a Naira naufragando junto a un marido adicto en recuperación y sin trabajo, pero aferrada a su rol contenedor y proveedor del hogar.





Los hechos, finalmente, los atraerán una vez más al departamento de Carla donde serán mudos testigos de lo que en realidad ha engendrado en el interior de estas mujeres tanta frustración y angustia contenida. El morocho, que en realidad es un taxi boy, terminará herido, atado y a merced de lo que estas cuatro damas son capaces de hacer cuando su interlocutor es un extraño que encima se encuentra con la guardia baja. Sin voces, ni puños que las puedan someter, criticar, rechazar o requerir desesperadamente, ellas darán rienda suelta a sus acciones más reprimidas, volcando en ese indefenso ser humano toda su ira, su excitación, su deseo y su amargura.
Mujeres de jabón por momentos agobia, no solo porque sus escenas de violencia se ven potenciadas por la cercanía del pequeño escenario con el público y por lo intimista y acogedora que resulta ser la sala John Lennon; sino porque, además, uno se transforma en parte de esa realidad que nos golpea día a día. Una realidad claramente representada en el texto de Daniela Campos por la desintegración que aqueja a las relaciones humanas en todos los ámbitos y por el reinado absoluto de las apariencias que engañan hasta que ya no se pueden mantener. 

Texto: Andrea Castro. 



Ficha Artística – Técnica:

Actores: Pilar Orellana | Nicolás Albamonte | Sheila Lemesoff | Marcelo Vacas | Esther Ramos | Alejandro Gibeli | Sol Bordigoni | Fabricio Mercado
Producción general: Pilar Orellana
Producción: Maximiliano Viltre
Escenografía: Ana Sarudiansky
Diseño de iluminación: Gonzalo Calcagno
Realización escenográfica: Leo Vogelmann
Violencia en escena: Alejandro Daneluz
Música original: Alejandro Daneluz-Martín Crespo
Voz en off: Silvina Lamorte
Diseño gráfico: Alejandro Gibeli
Prensa: Marisol Cambre
Autora y directora: Daniela Campos





Viernes 21:45 horas
Sala John Lennon (Paseo La Plaza)
Corrientes 1660 Capital Federal
Web: http://www.thecavernclub.com.ar/
Entrada: $50,00

viernes, 22 de abril de 2011

Inventarios de Philippe Minyana

“Inventarios” es una competencia coordinada por Eva, “el” presentador estrella. Hay tres mujeres francesas midiéndose en el juego: Bárbara, Jacqueline y Ángela. Las tres con gran experiencia de vida, intentarán desnudar su interior. Traerán pruebas de lo que cuentan, objetos, imágenes, e intimidades difíciles de inventar. Todo será exhibido de la mejor manera: con luces que se prenden y apagan, seguidores, pantallas gigantes que multiplican imágenes. Todo lo necesario estará presenta en esta competencia de la palabra: contarlo todo con detalle, intentar un retrato, una semblanza, hablar sin tomar aire, convencer cueste lo que cueste. En el gran final, se le entregará un premio a la ganadora.



Philippe Minyana:

Nació en Besançon, Francia en 1946. Actor, director de teatro y dramaturgo. Comenzó ha producir en la década de los ‘80s. Escribió más de treinta y cinco obras de teatro, libretos de ópera y piezas radiofónicas. Fue escritor asociado de la Bourgogne Théâtre Dijon entre 2001 y 2006, donde estrenó varios de sus textos. Sus escritos le han valido numerosos premios y nominaciones. Al hablar de su obra Minyana declara: “Como muchos otros escritores, intento captar la inquietud, la desazón del hombre que está aquí, sobre la tierra".
"Algunos de mis maestros literarios son gente como Peter Handke o Samuel Beckett, que tratan de mostrar eso mismo. En este momento, por hechos diversos, he pasado a la autoficción y este tipo de escritura me acompaña. Abro un libro, hay una palabra que surge, y así puedo componer o imaginar toda una escena. El mío no es un teatro psicológico ni sociológico. Espero, en cierto modo, hacer un trabajo de poeta.” Actualmente está ligado, en París, al denominado Teatro Abierto, un lugar privilegiado por el que pasaron todos los autores franceses.

Intérpretes: Malena Solda, Verónica Pelaccini, María Laura Santos y Alfredo Staffolani
Dirección: Gonzalo Martínez
Iluminación: Ricardo Sica y Matías Sendón
Diseño de vestuario: Pablo Ramírez
Asistente de vestuario: Gonzalo Barbadillo
Diseño de escenografía: Alicia Leloutre



Funciones: Viernes y sábados a las 20:30 y domingos a las 19
Ciudad Cultural Konex – Sarmiento 3131 / 4864-3200 – www.ciudadcultutralkonex.org
Entradas a la venta en la boletería del teatro (desde las 17 hs.) o por sistema Ticketek: 5237-7200 www.ticketek.com.ar.
Localidades: desde $ 50.-

jueves, 14 de abril de 2011

Pintar desde el alma

La artista plástica argentina Paula Guelman inauguró su primera muestra individual, titulada “Desde el alma”, el pasado martes 5 de abril en tres salas del Museo Metropolitano. La exhibición está integrada por obras de variado formato que pueden clasificarse como abstractas líricas, puesto que los intensos y profundos mundos que muestran no son solamente armónicas combinaciones de formas geométricas y colores: desde su propia subjetividad Guelman estimula la de cada uno de los observadores de sus  cuadros. Ellos pueden tejer múltiples historias partiendo de lo que sienten y perciben al sumergirse en las acuosas transparencias y esfumados que la mencionada artista logra a pesar de trabajar con óleos.  






Si bien comenzó pintando con acrílicos, Paula se volcó al óleo hace tres años dispuesta a doblegar su intensa materialidad con la ayuda de múltiples manos de aceites y diluyentes que pacientemente intercala con las de color. Dueña de una técnica que describe como propia, le pone el alma pero también el cuerpo a los grandes planos de pigmento que superpone una y otra vez hasta que su brazo dice basta. El tiempo de secado que necesitan las diversas etapas que conforman cada obra, sumado al tamaño de muchas de ellas, la obligan a pintar varias a la vez, trabajando sin una temática específica en mente y desde la profundidad de su inconsciente.    







Con una muy buena curaduría y montaje por parte del Museo, el recorrido visual de la exposición intercala, en un delicado equilibrio, las obras más introspectivas y acuáticas entre las más intensas y fogosas, dando un completo panorama del manejo del color y los contrastes que utiliza la artista. Tanto las composiciones monocromáticas, rojas en su mayoría, como las que combinan colores complementarios, se encuentran atravesadas por haces de luz y pinceladas circulares que acentúan su misterio y simbolismo, transformándolas en inconmensurables paisajes sensoriales.

Texto: Andrea Castro. 




“Desde el alma”. Entrada libre y gratuita
Hasta el 18 de abril de lunes a viernes de 14 a 20 hs. Sábados de 14 a 18 hs
Museo Metropolitano de Buenos Aires: Castex 3217.

martes, 12 de abril de 2011

60 kilómetros hasta la gloria

Acostumbrada a ir a grandes recitales desde siempre, ya tengo incorporado todos los pasos del ritual para ir a River. Pero, para bien de los vecinos del Monumental, desde el año pasado he tenido que incorporar algunos cambios. El del sábado fue abrupto: 60 kilómetros me separaban de una revancha que esperó cinco años para ser concretada. Gracias al GPS y a una perfecta organización, que incluyó vías alternativas a la autopista, barreras de peaje levantadas y miles de voluntarios y vecinos dispuestos a dar una mano, a las siete de la tarde me encontré sentada en la platea sur, debajo de una impresionante estructura de caños y tensores, escuchando ¡música clásica!. Esta aparente incongruencia me anunció de entrada que iba a vivir un recital con un trasfondo diferente, los futuros homenajes y menciones a cuestiones sociales y políticas puntuales iban a corroborarlo: en U2 la música y la acción social van de la mano. Mientras observaba la estructura que sostiene el techo del estadio, extrañando el cielo estrellado, me di cuenta de que la gente hacía la ola y coreaba los “temas” de Beethoven, Mozart, Bach, Verdi y Ravel. Me sumé entusiasmada pensando que este era el primer acierto de la banda. El segundo obviamente fue La Garra, esa especie de araña intergaláctica con protuberancias de pulpo, que disparó sobre la banda cientos de efectos y haces de luz, a la vez que escupió hacia el público un sonido arrasador. Su ubicación exacta no fue el medio del campo, como yo pensaba ya que, a pesar de romper con el concepto del tradicional escenario montado sobre una de las tribunas, su posición la  mantiene sobre uno de los laterales del estadio. Si bien el efecto 360 es claro, su aparente democratización del público sigue teniendo privilegiados. Por un lado los que integran las tribunas más cercanas a ella (salvo la posterior que indefectiblemente ve a la banda de espaldas); y por el otro las personas que pudieron pagar y defender, de pie y apretujados, su espacio en la zona roja, esa especie de semicírculo infernal y paradisíaco a la vez que queda entre el centro del escenario y el anillo periférico que une las cuatro patas de la mencionada estructura.


Estadio Único de La Plata 2 de abril de 2011


Pasadas las ocho de la noche los chicos de Muse caldearon el ambiente con un show sumamente potente en el cual fue casi constante una molesta saturación del sonido que, lamentablemente, se prolongó durante los dos primeros temas de U2. Luego de que los tres ingleses se retiraran respetuosamente aplaudidos y hasta ovacionados por los más fanáticos que se encontraban en la zona roja, los técnicos comenzaron a armar el austero set de los irlandeses mientras la ansiedad del público iba en aumento. De pronto, la guitarra y la voz de Gustavo Cerati invadieron el estadio con De música ligera y unas 60 mil almas se sumaron al homenaje saltando y cantando a voz en cuello: a esa altura la banda ya había ganado el partido por goleada sin siquiera pisar el escenario. Minutos después, el tema Ground control to Major Tom del gran David Bowie acompañó la tranquila entrada de los U2 que desataron el delirio con el primer acorde, sonando a su máxima potencia y con La Garra concentrando toda la atención sobre las plataformas circulares. Estando lejos me costó un poco acostumbrarme a este nuevo despliegue escénico que se desarrolló mucho más hacia adentro de las patas de La Garra que hacia fuera. Fue inevitable sentir que los escenarios tradicionales todavía tienen la ventaja de “avanzar” hacia el público. Superados los problemas de sonido (el cual igualmente nunca llegó a ser tan puro como el del último recital de Madonna), Bono, The Edge y Adam Clayton comenzaron a recorrer los puentes móviles y el anillo exterior del escenario produciendo una verdadera conmoción en la zona roja y el borde del campo, con miles de brazos y cámaras estirándose hacia ellos. Es interesante el dinamismo que esto aportó a la puesta en general, más allá de los efectos lumínicos. Para los lejanos plateistas el consuelo llegó desde los impresionantes paneles de la enorme pantalla circular, que modificaron su tamaño y estructura a lo largo de la noche, y desde La Garra que iluminó su superficie exterior con diferentes colores y diseños. 


Estadio Único de La Plata 2 de abril de 2011


Después de cantar Misterious ways Bono saludó en castellano y comenzó su romance con el público contando que The Edge aprendió a bailar tango y que Adam Clayton se animó a probar unos mates además de los “bombones argentinos”. En uno de los recitales más charlados que vi en mi vida la traducción en simultáneo sobre la pantalla gigante resultó ideal. El idilio continuó con un “aguante La Plata” y la tradicional subida al escenario de una fan para, en esta ocasión, leer junto a él la letra de Gracias a la vida en homenaje a Mercedes Sosa: pareció increíble que la muchacha pudiera articular palabra con el irlandés abrazado a ella. Me llamó mucho la atención el estado de disfrute de los cuatro miembros de la banda que, a pesar de seguir al pie de la letra la coreografía escénica del show, se tomaron su tiempo para interactuar tanto con el público como entre ellos mismos. Carentes de todo divismo y rivalidad, Bono y The Edge se acercaron, se saludaron y se apoyaron en todo momento como si aún no pudieran creer lo lejos que han llegado. La idea del largo e impecable camino recorrido se profundizó aún más cuando la pantalla circular nos mostró imágenes de sus comienzos, dejando bien en claro que U2  tiene un muy buen pasado, un excelente presente y un promisorio futuro.


Estadio Único de La Plata 2 de abril de 2011

Exitazos como Elevation, I still haven’t found what im looking for, Sunday bloody Sunday y la eterna Where the streets have no name (la cual Bono dedicó a la ciudad anfitriona) encendieron la cancha en la que miles de personas saltaron al unísono. La locura rockera, comandada por la impecable guitarra de The Edge, cedió su espacio a momentos altamente emotivos concentrados en el homenaje a la líder birmana Aung San Suu Kyi (con Walk on sonando y varios jóvenes portando lámparas a vela con el logo de Amnesty International) y en las palabras del arzobispo sudafricano Desmond Tutu seguidas por una impresionante versión de One. Ya a la altura de los bises quedó tiempo para roquear un poco más, con Bono enfundado en una chaqueta cuajada de pequeños leds rojos que hacían juego con su micrófono colgante, y para que el estadio se transformara en un típico boliche de hace más de 20 años atrás: una pequeña bola de espejos bastó para que With or without you se luciera como lo que es, un lentazo de aquellos. Sabiendo que el final estaba próximo canté junto a él hasta el último acorde y estiré mis brazos al cielo porque aunque no lo podía ver, lo sentía más cerca que nunca. 



Fotos: Laura Ferrigno

Texto: Andrea Castro



jueves, 7 de abril de 2011

El espejo de la decadencia

El comienzo de La felicidad según Mabel Riviere es brutalmente caótico, todos hablan a la vez e intentan desayunar atropelladamente  mientras terminan de prepararse para emprender sus actividades cotidianas. Cuando por fin se van, Mabel se queda sola, envuelta en su crónica depresión y en la ficticia calma de la cocina comedor. Luego de una breve charla con su padre, que se mueve en otro tiempo y lugar gracias al Alzheimer, la mujer  busca refugio en el único lugar posible: la voz de su terapeuta. La profesional, literalmente harta de los insistentes e inoportunos llamados de su paciente se deja ganar por lo inmanejable de la situación y le aconseja que deje la medicación, que salga de su casa dispuesta a hacer algo que la gratifique y que no la llame, ni la vea por una semana. Ilusionada ante esta nueva terapéutica mágica, salvadora y facilista, Mabel se maquilla y sale de compras. 

Mabel Riviere
 
A lo largo del fin de semana que está comenzando esta ama de casa de 52 años experimentará un cambio de actitud que la llevará desde un estado de dejadez agobiante a un estado de exaltación que resultará fatal. La negación, la decadencia y la falta de futuro y oportunidades que viven día a día la mayoría de los miembros de su familia, desataran en ella una violencia contenida y negada que, paradójicamente, la rodea cotidianamente aunque pase desapercibida. Su cambio de actitud se verá potenciado por hechos que cualquier persona objetiva y ajena al círculo familiar, léase el público, hubiera adivinado. Ya sea por la falta de medicación, dos días es muy poco tiempo para que el efecto residual de las drogas deje de manifestarse, o por la esperanza que deposita Mabel en esta nueva fase de su tratamiento, su empeño en recuperar la felicidad de su familia se desquiciará por completo. Un padre enfermo, un marido ausente que trabaja a destajo para poder costear las necesidades básicas de la familia; una hija que no encuentra el rumbo y lo único que hace es quejarse de su situación; un hijo ignorante que se deja seducir por las drogas y la delincuencia; y la joyita de la familia, el segundo hijo varón que estudia y parece ser el único capaz de construir para sí mismo un futuro promisorio, integran el universo de esta mujer de 52 años que solo se preocupa por satisfacerlos. Empujada por su terapeuta, Mabel comenzará a pensar un poco más en sí misma, “me voy para ser feliz” dirá al salir nuevamente de compras, para intentar procesar el hecho de haber descubierto a su hijo preferido haciendo el amor con otro hombre. La fantasía le durará poco porque  sus salidas comenzarán a tener como único fin el bienestar de esa familia disfuncional, cueste lo que cueste. 

Mabel y sus hijos
 
A pesar de que algunos personajes merecerían más profundidad dramática, la caracterización de cada uno de ellos es muy buena, destacándose la novia drogadicta de Pedro y la amiga fiestera de Maggie. El movimiento de objetos se torna por momentos abrumador, los dos desayunos y la cena se montan y desmontan en cuestión de minutos, pero contribuye a reafirmar el ritmo de esa rutina diaria y banal en la cual se encuentra inmersa una gran parte de las familias argentinas. La escenografía y el desplazamiento escénico sitúan el afuera contradictoriamente encerrado entre paneles negros, reafirmando la idea de que el hogar familiar es, todavía y a pesar de todo, uno de los pocos lugares seguros que nos quedan. El público es utilizado por los actores para mirarse al espejo y también para mirar la tele, ese nuevo espejo que día a día nos devuelve imágenes cada vez más aterradoras. La felicidad según Mabel Riviere es en definitiva la cruda metáfora de una sociedad integrada por personas vacías, marginadas, violentas y privadas de toda esperanza de progreso y superación: nuestra sociedad.   

Texto: Andrea Castro. 



Ficha Artística – Técnica

Actores: Mirta Sclavo | Roberto Moulin | Pablo Viollaz | Hernán Rodrigo | Mariela Rodríguez | Lionel Peralta | Emanuel D’Aloisio | Karina Monroy | Natalia Pascale | Patricia Galván
Espacio escénico: Juan Carlos Rivera
Operación de sonido: Stéfano Paván
Operación de luces: Magalí Romero
Diseño de maquillaje: Martín Caramés
Prensa: Marisol Cambre
Autor y director: Jorge Acebo



 

Funciones: sábados 23.00 Hs.
Teatro: Andamio 90 | Paraná 660 | CABA
Reservas al 4373-5670
Localidades $40 (Desc. Estudiantes y Jubilados $25)

viernes, 1 de abril de 2011

Estreno: Acaso crezca desde el suelo

Este espectáculo está inspirado en Descripción de un cuadro de Heiner Müller y en retazos de la vida de la revolucionaria alemana Rosa Luxemburgo. En la oscuridad de un olvidado museo, las figuras inmóviles de un cuadro cobran vida y se vuelven los protagonistas de un relato que trama, en medio de un sueño revolucionario, vida, muerte y resurrección.

 
Palabras de los dramaturgos: “... llegó a nosotros la obra de Heiner Müller, Descripción de un cuadro (Bildbeschreibung), como su nombre lo indica el texto consiste en la descripción minuciosa de una pintura. No hay diálogo, ni personajes, ni conflicto en el sentido tradicional del término. Lo que se lee, no parece ser un texto teatral. Heiner Müller lo califica, sin embargo como un texto para el teatro.  El cuadro nos muestra a un hombre y a una mujer estáticos en la imagen. Pero, según el dramaturgo alemán, la pintura encierra una historia, una  historia que remite a un acto de violencia: la violencia que ejerce el hombre sobre la mujer. La mujer será asesinada y el hombre, que en el cuadro parece aproximarse hacia ella, será su verdugo. Sin embargo  - y he aquí lo inquietante del relato– tal vez esto ya haya ocurrido y lo que vemos pintado sobre la tela, no sea sino su repetición cíclica, eterna, fijada en el instante. Por eso, es posible que la mujer esté regresando de la muerte, “creciendo desde el suelo” nos dice Müller, para volver a morir.  En nuestro trabajo (anterior al hallazgo de este texto) nos habíamos acercado a la biografía de la revolucionaria alemana Rosa Luxemburgo. Teníamos materiales escénicos y una amplia recopilación de los hechos de su vida y de sus cartas. Al poco tiempo de trabajar sobre la obra de Müller comprendimos que esa mujer que vuelve de entre los muertos podía ser –para nosotros- una suerte de alegoría. Rosa, el emblema de la revolución, retorna como fantasma, como sueño incumplido, como nostalgia y utopía, como reclamo de redención...” 


ACASO CREZCA DESDE EL SUELO
Biografía ilustrada en un cuadro anónimo.


Estreno: Sábado 2 de abril
Funciones: sábados 21:30hs
Entrada: $ 40 (descuento estudiantes y jubilados $ 25)
Sala: Patio de Actores -  Lerma 568 Reservas al 4772-9732

Elenco: Pablo Bossi, Pablo Garrido, Hector Raubert, Ana Rodríguez Arana, Patricia Carbonari
Dramaturgia: Ana Rodríguez Arana Y Sergio Sabater
Diseño de Iluminación: Pehuén Strodeur  Escenografía y Vestuario: Laura Cardoso 
Música Original: Gustavo Toker  Realización de obra plástica: Álvaro Urzagasti
Asistente de Dirección: Emilia Goity


Director: Sergio Sabater, dramaturgo, director y pedagogo teatral, es actualmente Secretario General del Departamento de Artes Dramáticas del IUNA, la primera Universidad de Arte del país que cuenta al teatro entre sus disciplinas académicas. Allí se desempeña además, como Profesor Titular y como Investigador en el campo de las prácticas escénicas y performativas. Su trayectoria artística, ligada a la escena independiente de Buenos Aires, se ha caracterizado por la búsqueda de un teatro abierto a la deriva de los procesos creativos y por la construcción de una poética de sesgo experimental.